Cold Brew: el café más refrescante

By 19 julio, 2019blog #coffeelovers
Cold brew

Buenos y calurosos días. Seguro que muchos de vosotros ya estáis disfrutando de vuestras merecidas vacaciones y los que no, pensando en ellas. Pues bien, hoy os traigo todo un indispensable durante este periodo estival y lo mejor, podéis prepararlo en vuestras casas de manera muy fácil. Os hablo del cold brew.

Es un tipo de café en el que la temperatura juega un papel fundamental desde el principio ya que no se prepara en caliente para luego enfriarlo sino que el café se hace en frío desde el principio hasta el final de la elaboración. El proceso consiste en infusionar el café molido con agua a temperatura ambiente de 12 a 24 horas aproximadamente. Es un proceso muy lento pero, con el resultado que se obtiene, os aseguro que merece la pena esperar.

El cold brew nos brinda un café ligero pero con cuerpo, lleno de matices, sabores intensos y, lo mejor de todo, conserva todos sus nutrientes. En boca, se caracteriza porque es un café menos amargo y con menos cafeína al del habitual. Esto es debido a que el agua fría extrae los compuestos de los sabores de los granos y de la cafeína, pero sin la amargura del aceite de café y el picante de los ácidos grasos.

Si hasta aquí os he convencido y tenéis ganas de probarlo, aquí os enseño la forma más sencilla de hacerlo aunque, como ya os he comentado, recordad que es un proceso lento. Para empezar se necesita un café molido bastante grueso y agua de calidad. Tomaremos como referencia la cantidad de 100 gramos de café por cada litro de agua y a partir de esta cantidad vamos sumando o restando dependiendo de la cantidad a elaborar.

Elaboración del cold brew:

  1. Mezclar el café molido con el agua en una jarra con la ayuda de una cuchara hasta que el liquido coja el característico color del café.
  2. Dejar que la mezcla repose entre 12 y 24 horas aproximadamente, bien en frigorífico (para que se atenúe la oxidación) o bien a temperatura ambiente. Se aconseja remover suavemente cada 6 horas.
  3. Fíltrar, bien con la ayuda de una cafetera de émbolo o, en su lugar, con una tela o un filtro de papel.
  4. El café concentrado que se obtiene se debe diluir para ser consumido, añadiendo desde el doble de agua al triple. Esto va en gustos… y ¡listo! Tienes un café que podrás tomarlo fresquito con todas sus propiedades y aroma.

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